Entre un mar de aire a mis adentros
lentamente en melodía,
aterciopelada trompeta quién lo diría:
Es esa fuerza el alimento.
Respira en ti el sustento
que pasea a lo largo de la gruta.
La más bella sima, de los frutos ruta
que asciende al jardín del pensamiento.
Comprende ahora hermano mío
que eres uno con las cosas,
unifica en ti todo tu brío
y deviene, como en primavera las rosas.
Sirve en ti a la luz, ferméntese lo sombrío:
Se alce Dios! beban su vino las esposas.
I. A