Dicen que para diseñar fármacos se inspiran en la naturaleza.
Yo opino que si realmente se hubieran inspirado jamás habrían creado semejante aberración industrial con reparto de lujo: los virus malos, los genes malos, las bacterias malas, las enfermedades malignas, el héroe darwin, los departamentos de farmacología masacrando animales y los altos cargos accionistas de estas empresas; todo ello mundialmente organizado con un falso estandarte: "Salud".
Eso sí, ¿para qué educar?: enseñar a respirar, a moverse, a alimentarse, para qué prohibir alimentos transgénicos, edulcorantes carcinogénicos, controlar la polución electromagnética; los cielos llenos de nubes tóxicas.
Para qué si los seres humanos son mecánicamente iguales y bioquímicamente predecibles, algo así como un montón de carne con tendones, sangre y órganos contenido en una estructura de hueso y pellejo que deben ser tratados de manera inconexa, dirigidos por una mente inconexa que puede y debe ser reprimida y sedada a base de lorazepanes al más mínimo síntoma de disconformidad o falta de adaptación.
El otro día hice el juramento hipocrático..."Primum non nocere" (lo primero es no hacer daño)
Si Hipócrates levantara la cabeza...
2012